viernes, 29 de junio de 2007

iPhone



Un mouse. Una laptop absolutamente bella. Una ruedita en el Ipod que lo hace distinto a todos los otros reproductores. Todas las veces el mundo Apple trae algo nuevo, algo distinto.

Hoy se abre otra etapa. En este caso la "yapa" es la funcionalidad de que el objeto es, a la vez, un celular -la vedette de la década, a pesar de 3G, a pesar de todo-. Es el objeto bello por default, y se da por sentado que gracias a su browser Safari se navega muy bien, que conserva todo lo bueno del Ipod, que la facilidad de menúes contextuales operables con los dedos facilitan todo. Los nerds se avalanzan, no le temen al bundle con AT&T, la cosa es tenerlo.

Es el iPhone. Probablemente sea el objeto bello de la década. Si todo sale bien y baja de precio a la mitad en un año, la convergencia móvil se dará finalmente en esta clase de aparatitos.

miércoles, 27 de junio de 2007

(In)Conducta en el Messenger

Intro: hay cosas que no sé dónde van posteadas, si vale hacerlo aquí mismo -ya que es una singularidad de la comunicación- o en Otredades, donde voy acomodando mis intereses más personales, como mi reciente fascinación por Ossip Mandelstam. La razón última está en que van apareciendo cosas a mitad de camino entre lo que me ocurre -en tanto soy un Cro Magnon que se quiere comunicar- y lo que me pasa mientras edifico, revoco, imagino o destruyo Snark, que está íntimamente ligado a la comunicación.

Voy al punto: puede que sea otra de mis cruzadas absurdas, pero no existe un ritual adecuado para una conversación en Messenger. Igual que en la etiqueta formal del offline -distinta para cada cultura-, igual que en la Netiquette -todavía hay gente que tipea sus emails en mayúsculas, a veinte años de cultura de mails- deberia haber algo para las nuevas formas del chat.

Apariencia: no se debiera poner tanto ego en la foto o leyendas. Son vanos esos rituales de mayúsculas y minúsculas mutando el nombre. Lo que uno es no se define en un pixelado de 80x80 en el monitor.

Para empezar, algo como Hola! hey! estás ahí? pues el otro puede haberse levantado un momento. No tiene sentido mandarse con un tipeo posterior si no hay un feedback.Interruptus: si lo hay, evidenciarlos. Los angloparlantes usan "wait" o "brb" (be right back), en nuestro caso sería "esperá" sin mayor explicación. Tampoco hay necesidad de cortar violentamente una conversación. Si hay confianza, sabrán esperar; si no la hay, no tiene mayor sentido usar el Messenger.

Aglomeración de caracteres: corazón y frases cortas. No tiene sentido ningún discurso, como tampoco la escritura arrepentida de tipear y borrar, tipear y borrar. Ante eso sólo vale enviar un "?" o un "...". En mi caso particular, odio los smileys y demás, a lo sumo me hace gracia los temblores ("nudge").

Presto finale: ambas partes se dan cuenta del momento en que el core del mensaje ha sido enviado. El Messenger no es para contar la vida misma, luego de unos minutos irá decayendo. Pero tampoco es muy polite hacer muy evidente el aburrimiento. "-Sorry, me tengo que ir, chau" o "-Me estoy yendo", o similares ponen un necesario fin, evitando cuelgues ad infinitum. "La seguimos después" vale pero es una mentira piadosa.

Guardar una comunicación en Messenger no es recomendable. El chat es una acto efímero, instantáneo, que no debe acarrer consecuencias posteriores pues puede estar plagado de emocionalidad, impulsos y errores (análogo al drink&send de los mòviles).

Finalmente, acerca del status, la pelota la tiene el que recibe el mensaje. Que yo esté conectado no implica que conteste siempre, que esté "away" tampoco significa que no conteste. El que llama debe sentirse algo intruso, el que recibe debe ser dueño del tiempo. "Busy" es definitivamente prohibido chatear. El status, "appear offline" es confuso, porque en el límite estaremos todos atisbando quién está online y quién no... y no habrá comunicación.

jueves, 14 de junio de 2007

La armonía de los gestos


Imaginemos a los monjes medievales que leían los textos en voz alta porque no se habían inventado aún los signos de puntuación. Traslademos esto a la época actual donde -aún en silencio- transcurre en frenético tecleo la mitad de nuestras comunicaciones.

Tal vez sea yo el medieval, pero las nuevas formas de comunicación me preocupan en la medida en que se las usa como vehículo de mensajes demasiado relevantes. El chat permite cierta intimidad, el mail permite que mucha gente se entere de algo al mismo tiempo, los blogs permiten ampliar el radio de acción hacia desconocidos, y la lista sigue con Twitter y con lo que quieran. Pero esto no está alineado con la importancia del mensaje.

Desprovistos de los gestos que moderan y balancean, algunos de estos mensajes puramente textuales pueden ser un arma de doble filo. Ya las llamadas de voz requieren un esfuerzo adicional para trasnmitir exactamente el contenido y las sensaciones adecuadas. Imagino un soft que recoja la expresión de la cara para dar a entender al interlocutor el real estado emocional... habrá algo de esto en el futuro?


miércoles, 13 de junio de 2007

Representar la realidad


Desde las cavernas de Altamira para acá, uno de los grandes juegos de la Humanidad ha sido representar la realidad. En el medio una larga lista de posibilidades: pintura, ajedrez, go, juegos de realidad virtual inmersiva, Second Life. Whatever. En todos los casos se trata de ganar poder: cazar a un bisonte, o convencer venture capitalists.

Ejemplos? Ante una audiencia más o menos grande, en ámbitos empresariales o educativos, un profesor o un gerente tratan de captar la audiencia, munido de una laptop, un PowerPoint y un cañón: dos o tres mil dólares de mínima para esbozar una idea. No será mucho? Las secretarias tienen el poder: se reserva con antelación el cañón, se los trae de otras oficinas, se los alquila... todo para convencer a alguien. Todo para representar una realidad.

Se dice que se ha vuelto a la mayéutica y al discurso socrático: en la palabra está la esencia. Pero el ser humano es "visual" por naturaleza, y va a seguir recurriendo a la tecnología. Microvision primero, y ahora Phillips y Epson se han lanzado a la tarea de construir mini proyectores para laptos o para PDAs. La idea es bajar a la cuarta parte el presupuesto minimo para convencer visualmente a una audiencia escéptica. Y de paso, convertir esto en un gadget personal -y limitar el poder de las secretarias (:D).
Aún así, el PowerPoint supone una división jerárquica donde el que proyecta posee la verdad revelada. Tal vez la herramienta sea otra, una pizarra Mimio donde el sujeto a cargo sea un mero ordenador de ideas desprovisto de ego que produzca una realidad emergente de un grupo de personas. Esto tiene más sentido "colaborativo", si es que la web 2.0 tiende a aplanar las jerarquías, y algo del online fluye al offline (ojalá así sea).

sábado, 9 de junio de 2007

Joost, Second Life, et al


Añado algo al tema Joost; me gusta mucho por lo básico, porque -diez años después de la conectividad, cinco años después de los meros portales- esta es la era de los contenidos. Y los Contenidos de Joost son excelentes. En la imagen, la banda "The Killers" se luce con el corte "Mr. Brightside".

Qué hay en común entre Joost (pronúnciese Yáast), Second Life y las cuevas de Altamira? El viejo anhelo del hombre de representar la realidad. Y añadiría a esto otro hit de estos tiempos, los tableros con que los CEOs desean ver a cada momento la realidad de sus empresas, esta vez achatada hacia indicadores.

Pasamos toda nuestra vida intentando representar la realidad. A veces es por la intención de capturar estéticamente un momento, para trascender; otras veces sólo para entender una realidad empresarial compleja. En ambos casos, entender es la clave.

viernes, 1 de junio de 2007

Mucho no es mejor, y porqué decimos sí

En la excelente LinkedIn la medida de las cosas está en qué tan grande es tu network y cuánto contactos tenés. Me opongo a una métrica tan absurda sobre un universo ficticio: dada la PyME X de treinta empleados que se miran fijamente, ellos podrían intercambiar contactos, llegar a 30 y eso no sería medida de nada. Voy más allá: la mera repetición o la desidia al inscribirse revela que hay en LinkedIn sujetos que intercambian "endorsements" o recomendaciones a gente conocida. Más plano: los 30 empleados citados reverberando recomendaciones mutuas. En una entrada posterior aportaré más al respecto.

Propuse otra cosa a Linked In: que la medida de tu valor en la red sea una métrica más compleja que no sólo evalúe tu cantidad de contactos sino de dónde son, qué tan lejos están geográfica o cultalmente, qué tan afines son a los objetivos que te has creado en la organización, etc. Suponemos la mayor inteligencia de los desarrollos 2.0: no sigamos pensando que la mera acumulación significa que algo es mejor. Veremos qué contesta Mr. LinkedIn.

En el mismo sentido, la milagrosa Danah Boyd evalúa en una edición de Fist Monday por qué aceptamos contactos, formando un degradé entre la razón y la estupidez. Veamos que en el puesto 4 figura la mera acumulación y en último lugar el facilismo. Conclusión, la Web 2.0 no nos hará mejores... si nuestra cabeza no se acomoda.